Hay algo en un micrófono XLR que simplemente da la sensación de… apropiado. Ese robusto conector de tres pines aporta al instante un aire profesional, gracias en gran medida al hecho de que el XLR ha sido durante décadas el estándar de referencia en estudios de grabación, emisoras de radio y salas de conciertos. Reconocido por su fiabilidad, calidad de sonido y capacidad para adaptarse a prácticamente cualquier situación de grabación que se te ocurra, es fácil entender por qué muchos creadores recurren a esta opción sin pensárselo dos veces cuando buscan un nuevo micrófono.
Sin embargo, los micrófonos XLR no son la opción más sencilla y, si eres nuevo en el mundillo del audio, puede resultar complicado descubrir por qué emite ese sonido. Además, necesitarás algunos elementos de equipamiento complementario: una interfaz de audio o mezclador, un buen cable y algunos conocimientos sobre cómo encaja todo. Pero a cambio, obtienes mayor control sobre tu sonido, la libertad de mejorar en un futuro algunos elementos de tu equipo y acceso a una enorme variedad de micrófonos, desde modelos económicos y tremendamente fiables hasta modelos legendarios utilizados en discos de gran éxito.
En esta guía repasaremos contigo qué hace que los micrófonos XLR sean una opción digna de tener en cuenta, con qué equipo necesitarás combinarlos y qué debes buscar cuando estés listo para comprar tu micro. Tanto si tienes un podcast como si eres músico, streamer o todo lo anterior, la configuración XLR adecuada puede elevar la calidad de tu audio de “Está bien” a “Impresionante, ¡qué bien suena!”.
¿Por qué deberías elegir un micrófono XLR en lugar de uno con USB?
Antes, la diferencia entre un buen micrófono USB y un buen micrófono XLR era bastante grande. A menudo, la diferencia entre ambos tipos de micrófono era obvia y las personas con buen oído los podían distinguir a kilómetros de distancia.
Pero esto ha cambiado en los últimos años y ahora los micrófonos USB son capaces de lograr un sonido realmente increíble. Esto significa que la decisión de usar un micrófono XLR ya no es tan inmediata como antes, pero para muchos creadores sigue siendo una decisión relativamente fácil. ¿Por qué elegirlos? Bueno, la respuesta corta es porque los micrófonos XLR te ofrecen más control, un mejor potencial sonoro y una forma de mejorar tu equipo sin tener que cambiarlo todo.
Con un micrófono USB, el propio micrófono se encarga prácticamente de todo. Tiene su propio preamplificador y convertidor analógico-digital (ADC) integrados, lo que significa que la computadora recibe una señal digital lista para usar con la sencillez de la tecnología plug-and-play. La calidad de esos componentes integrados varía mucho entre los distintos modelos y, una vez comprado el micrófono, estás limitado al hardware que trae de serie.
Un micrófono XLR funciona de forma diferente. Envía una señal analógica a través de su cable, que posteriormente procesa una interfaz de audio externa, un mezclador o una grabadora. Eso significa que puedes elegir la interfaz con el preamplificador, el ADC y las funciones que desees, y si decides mejorar tu sonido más adelante, puedes cambiar la interfaz sin reemplazar el micrófono, o viceversa.
También tiene otra ventaja importante: XLR es el estándar profesional. Lo encontrarás en estudios de música, emisoras de radio y montajes de escenarios porque es fiable, funciona con cables largos sin perder calidad y ofrece un nivel de compatibilidad con el que los micrófonos USB no pueden ni soñar. Si quieres combinar diferentes equipos o tener una configuración de equipo de sonido que crezca contigo, el XLR es la mejor opción.
Ventajas de los micrófonos XLR
Potencial de calidad de sonido
Un buen micrófono XLR combinado con una interfaz sólida puede captar un audio increíblemente limpio y detallado. Como puedes elegir tu propio preamplificador y convertidor, no tienes que conformarte con lo que alguien haya metido dentro de un micrófono USB. Tampoco tienes el límite del procesamiento que haya elegido aplicar la marca, ya que esa señal analógica transmite exactamente lo que escucha y tienes la libertad de modificarla como mejor te parezca.
Flexibilidad de mejora
¿Quieres mejorar tu sonido? Simplemente cambia el micrófono. ¿Buscas una ganancia más nítida y contundente con más opciones de conexión? Mejora tu interfaz. Con los micrófonos USB, te verías en la obligación de cambiar toda la unidad para hacer cualquier cambio.
Fiabilidad
La conexión XLR es físicamente sólida y mucho menos propensa a las interrupciones o fallos digitales que se pueden producir con una conexión USB. También es una conexión balanceada que ayuda a rechazar interferencias y ruido, especialmente en largas distancias. Además es práctico, porque a diferencia de los cables USB, los cables XLR pueden funcionar sin problemas con largas distancias sin que la señal de salida se degrade, llegando incluso por encima de los 100 m en algunas opciones de alta calidad.
Variedad
Desde los modelos básicos y asequibles hasta los legendarios micrófonos de estudio, los micrófonos XLR cubren toda la gama de precios y usos. Puedes empezar con algo sencillo e ir avanzando sin tener que replantearte toda tu configuración.
Configuraciones de varios micrófonos
Aunque es más una ventaja de las interfaces y los mezcladores de audio que del micrófono en sí, al optar por la conexión XLR se evitan casi todos los posibles problemas que surgen al intentar trabajar con varios micrófonos a la vez. Las interfaces suelen tener varios puertos de entrada XLR para que la configuración sea sencilla y no tengas que preocuparte de que el PC falle al detectar dos dispositivos iguales.
Inconvenientes de los micrófonos XLR
Se necesita equipo adicional
Un micrófono XLR no se puede conectar directamente al PC como harías con un micrófono USB. Necesitarás una interfaz de audio o mezclador, además de un cable XLR, como mínimo. Eso supone más gastos, más espacio de escritorio y posiblemente una toma de corriente.
Menos portátil
Para realizar grabaciones rápidas, es más fácil guardar en una bolsa el micrófono USB junto con el portátil. Un micrófono XLR requiere una configuración completa que no solo es más voluminosa, sino que normalmente también necesita alimentación eléctrica para la interfaz o mezclador.
Curva de aprendizaje
Cuantas más opciones, más cosas hay que aprender. Cuando llegue tu nuevo sistema XLR, deberás comprender la configuración de ganancia, la alimentación phantom (para algunos micrófonos) y cómo configurar correctamente tu interfaz. Nada de esto es demasiado difícil, pero es un paso adicional que no hay que dar con los micrófonos USB, ya que se encargan automáticamente de la mayoría de estas tareas.
Especificaciones clave que hay que tener en cuenta
Antes de empezar a buscar en tiendas online, conviene pensar en cómo y dónde vas a usar tu nuevo micrófono, qué quieres grabar con él y a qué lo vas a conectar.
En primer lugar, tendrás que decidir qué tipo de micrófono quieres y, para la mayoría de los tipos de contenido, la elección se reduce a micrófonos dinámicos o de condensador. Los micrófonos dinámicos son excelentes para rechazar el ruido de fondo y trabajar con fuentes de sonido fuertes, ideales para habitaciones sin acondicionar, actuaciones en directo o situaciones donde la durabilidad es importante. Los de condensador son más sensibles y captan más detalles, por lo que son una opción muy popular para voces de estudio, doblajes e instrumentos acústicos donde el objetivo principal es obtener la mayor calidad posible.
Piensa también en tu espacio de grabación. Un micrófono de condensador de alta gama revelará cada pequeño matiz de tu voz, pero también capta el sonido del teclado, el zumbido del ventilador y los ladridos del perro del vecino que se cuelan desde la calle. Si no puedes controlar el ruido de tu habitación, probablemente te convenga más un modelo dinámico, aunque el resultado tenga un poco menos “brillo de estudio”.
El presupuesto es otro factor importante. Recuerda que con un micrófono XLR también necesitarás una interfaz de audio o mezclador, así que reserva una parte de tu presupuesto para ello. Escatimar demasiado en la interfaz puede limitar considerablemente la calidad del sonido, incluso con un buen micrófono. Además, con casi total seguridad necesitarás comprar un cable XLR, y la mayoría de los micrófonos tampoco incluyen soporte.
¿Los cables XLR son todos iguales?
Sí y no. En realidad, los cables XLR son algo bastante simple, especialmente si los comparamos con otros tipos de cables y, a diferencia de un cable HDMI, por ejemplo, todos son capaces de hacer lo mismo. Todos los cables XLR tienen el mismo conector básico de tres pines y transmiten la misma señal; no hay diferencias de velocidad ni de resolución que se deban tener en cuenta. Las diferencias a las que debes prestar atención se reducen principalmente a la calidad de su fabricación, la flexibilidad, la capa de blindaje y la durabilidad de los conectores.
Los cables baratos funcionarán y serán igual de compatibles que los de gama alta, pero es más probable que desarrollen crujidos o que fallen con el tiempo. Si trasladas tu equipo con frecuencia o enrollas y desenrollas los cables a diario, merece la pena invertir en cables bien fabricados con conectores sólidos. Dicho esto, tampoco hace falta que te gastes una fortuna. Para la mayoría de los usos, un cable fiable de gama media cumplirá la función igual de bien que uno “premium”, especialmente en una configuración fija de escritorio.
El papel de una interfaz de audio o mezclador
Un micrófono XLR por sí solo no puede hacer mucho. Envía una pequeña señal analógica que se debe amplificar y convertir antes de que pueda usarla tu computadora. Ahí es donde entra la interfaz de audio o mezclador.
En estudios domésticos y configuraciones de podcast, la interfaz de audio es el complemento más común para un micrófono XLR porque cumple su función de la manera más sencilla posible. Cuenta con preamplificadores de micrófono para amplificar la señal, un ADC para convertirla en audio digital y salidas para auriculares o altavoces. Muchos también incluyen alimentación phantom, necesaria para que funcionen los micrófonos de condensador.
El mezclador lleva las cosas a un nivel superior: realiza las mismas funciones básicas, pero al mismo tiempo te ofrece un control más práctico. Al conectar tu micrófono XLR a un mezclador de audio, puedes ajustar los niveles, ecualizar el sonido y añadir efectos en tiempo real. Los mezcladores también son estupendos si trabajas con varios micrófonos o instrumentos a la vez, o si haces streaming en directo y quieres equilibrar todo sobre la marcha.
Tal vez tengas la tentación de invertir todo tu presupuesto en el micrófono y escatimar en la interfaz, pero no deberías hacerlo. La calidad de tu interfaz o mezclador importa casi tanto como el micro. Un buen preamplificador te dará una ganancia limpia sin siseo, y un buen convertidor captará los matices del sonido de tu micrófono. Por eso, incluso el mejor micrófono XLR puede sonar plano y claramente mediocre si se conecta a través de una interfaz de mala calidad.
Patrón polar
Esto describe la forma en que el micrófono capta el sonido. Es posible que también lo encuentres como patrón de captación.
- El patrón cardioide es el más común para la transmisión de voz y los podcasts, ya que se centra en lo que está delante y rechaza la mayor parte de lo que está detrás, un patrón ideal para reducir el ruido ambiental y los ecos.
- Los micrófonos omnidireccionales captan el sonido de manera uniforme desde todas las direcciones, lo que puede sonar más natural y resulta perfecto para varias voces situadas en la misma sala, pero también captan el ruido de fondo.
- Si ves un micrófono “multipatrón”, esto significa que puedes alternar entre diferentes patrones polares según tus necesidades.
Para la mayoría de las personas que están empezando, un micrófono cardioide fijo es más que suficiente.
Respuesta en frecuencia
Esto te indica el intervalo de sonidos que puede captar el micrófono y normalmente aparecerá como un intervalo expresado en hercios (Hz) hasta kilohercios (kHz). El espectro sonoro que pueden oír los humanos se extiende desde aproximadamente 20 Hz hasta 20 kHz, pero no todos los micrófonos cubren todo ese intervalo y tampoco querrás que capten siempre el intervalo completo. Para el contenido de voz hablada, cualquier frecuencia entre aproximadamente 60 Hz y 15 kHz sonará natural.
Si ves un micrófono con graves inferiores a 50 Hz, eso es más importante para captar instrumentos con bajos profundos, como pueden ser los bombos, y aunque también se pueden usar para voces, probablemente quieras atenuar un poco esa respuesta en graves durante el procesamiento posterior.
Sensibilidad
La sensibilidad mide la cantidad de señal de salida que produce el micrófono a partir de un nivel de sonido determinado, y es una métrica importante, sobre todo al comprar micrófonos XLR. Normalmente se muestra en milivoltios por pascal (mV/Pa) o como un número dBV negativo.
Por ejemplo, un micro de condensador podría tener una sensibilidad de alrededor de -35 dBV (17 mV/Pa), mientras que uno dinámico podría estar más cerca de -55 dBV (1,8 mV/Pa). Una mayor sensibilidad significa que necesita menos ganancia de la interfaz, lo que ayuda a evitar el siseo de los preamplificadores de menor calidad. Si vas a usar un micrófono de baja sensibilidad, como un dinámico enfocado a los podcasts, por ejemplo, (que baja hasta -60 dBV), para compensarlo deberías asegurarte de que tu interfaz tenga suficiente ganancia limpia, preferiblemente 60 dB o más.
Ruido propio
Esto se aplica principalmente a los micrófonos de condensador y se mide en decibelios A (dBA). Describe el siseo electrónico propio del micrófono cuando no hay sonido presente y es importante para obtener un audio final limpio. Por debajo de 15 dBA es excelente y entre 15 y 20 dBA está bien para la mayoría de los usos, pero por encima de 20 dBA podría empezar a notarse si grabas voces suaves o instrumentos delicados.










